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  VACACIONES EN LA COSTANERA:
 

VACACIONES EN LA COSTANERA:
El viejo Balneario Municipal
 

            “Veranos eran los de antes, solían decir los mayores haciendo memoria del pasado.  No es para menos, el calor siempre fue calor, ayer u hoy, pero el paliativo era diferente, estaba mucho más cerca de los vecinos de Buenos Aires.

            Si cerramos los ojos y nos remontamos allá por el 1930, veremos una Buenos Aires pequeña, con sus calles iluminadas con faroles; sus casas con grandes patios y toldos protegiendo las habitaciones. Era común ver en el centro de los patios grandes aljibes,  los que evitaban que los vecinos tuviesen que comprar el agua. Parece mentira, pero ese era el Buenos Aires de antaño, del que pocos conocen. 

            Llegando los grandes calores del verano, una manera de encontrar alivio, era alejarse del centro, para lo cual los vecinos se dirigían a los lugares de esparcimiento de las afueras como era la zona del Tigre o de San Isidro, donde se podía pasear a las orillas del río. No obstante, como hoy ocurre, también había gente que en ese entonces no podía darse el lujo de salir de la ciudad, de tal forma que el paliativo del verano porteño era el rio, de ahí que las familias se dirigían a la zona del Balneario Municipal.  Hombres y mujeres debían estar en lugares por separado e inclusive en diferentes horarios.  

            La ropa era dejada en el suelo, por supuesto que corriendo el riesgo en más de una oportunidad de no encontrarla y tener que regresar envueltos en la sábana que acostumbraban llevar para poder desvestirse, ya que no había vestuarios. En eso que hoy es agua contaminada y basura acumulada, por aquellos años era un lugar de veraneo en plena ciudad, con bañeros como don Nicanor Gómez, que se paseaba de uno a otro lado de la playa, -porque también haba playa- cuidando a los bañistas. 

            Viejo Balneario Municipal ¡Cuánto te necesitamos! pensar que a muchos les es imposible gozar de unas pequeñas vacaciones, debiendo sufrir los intensos calores de la ciudad. Pensar que lo teníamos tan cerca y lo hemos echado a perder en pos de los grandes adelantos. ¿Grandes adelantos o excesiva desaprensión? Si pudiésemos volver a aquel balneario, ¡Qué lindo sería!  Esto perteneció a nuestro pasado, a ese viejo Buenos Aires que añoramos.

            Páginas de un ayer que nos trae nostalgias…

 

 
 
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